En Colombia, comandantes del ELN advierten al gobierno sobre una “guerra total

En Colombia, comandantes del ELN advierten al gobierno sobre una "guerra total

La tensión en Colombia alcanza nuevos niveles mientras los comandantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) lanzan advertencias al gobierno sobre una posible escalada hacia una “guerra total”. Este giro dramático en la situación del país sudamericano pone en jaque los esfuerzos de paz del presidente Gustavo Petro y amenaza con reabrir viejas heridas en una nación que ha luchado durante décadas por alcanzar la estabilidad.

Amenazas del ELN y el desafío a la “paz total”

En una entrevista exclusiva realizada en las montañas cercanas a la frontera con Venezuela, dos altos comandantes del ELN, conocidos como “Ricardo” y “Silvana Guerrero”, manifestaron su disposición a enfrentar a las fuerzas gubernamentales. Esta declaración surge en respuesta a la concentración de aproximadamente 10.000 soldados del ejército regular colombiano en la región del Catatumbo, al noreste del país.

Los líderes guerrilleros advirtieron que la política de “paz total” impulsada por el presidente Petro podría transformarse rápidamente en su antítesis. “Al final, esto se convierte en una guerra total”, afirmó el comandante Ricardo, dejando claro que el ELN no dudará en defenderse como fuerza insurgente si continúa la presencia militar en su territorio.

Esta postura beligerante refleja el fracaso percibido de las iniciativas de paz del gobierno actual. La comandante Silvana fue más allá al declarar: “La política de paz de Petro ha sido un fracaso”, sugiriendo que el tiempo se agota para el mandatario colombiano para mostrar resultados tangibles en su búsqueda de la pacificación nacional.

El conflicto en cifras: una crisis humanitaria en desarrollo

La reciente escalada de violencia en la región del Catatumbo ha tenido consecuencias devastadoras para la población civil. Según datos oficiales del gobierno colombiano:

  • Cerca de 56.000 personas han sido desplazadas de sus hogares
  • Al menos 76 muertes se han registrado como resultado directo de los enfrentamientos
  • Miles de familias enfrentan una crisis humanitaria sin precedentes en la última década

Estos números alarmantes subrayan la urgencia de encontrar una solución pacífica al conflicto. La situación actual representa un retroceso significativo en los esfuerzos por desactivar un conflicto armado que se ha prolongado por más de medio siglo y ha cobrado la vida de aproximadamente 1,1 millones de personas.

Impacto del conflicto Cifras
Personas desplazadas 56.000
Muertes confirmadas 76
Años de conflicto Más de 50
Víctimas totales estimadas 1,1 millones

Raíces históricas y complejidades del conflicto colombiano

El ELN, fundado en 1964 y de inspiración guevarista, ha mantenido una guerra prolongada contra el Estado colombiano. Con una fuerza estimada de 5.800 combatientes, este grupo guerrillero representa uno de los últimos bastiones de la insurgencia en América Latina. Su persistencia y capacidad de adaptación han desafiado los esfuerzos de sucesivos gobiernos por lograr una paz duradera.

La complejidad del conflicto se ve agravada por la presencia de otros actores armados, como los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Desde mediados de enero de 2025, el ELN ha intensificado sus ataques contra estos grupos en la región del Catatumbo, generando un escenario de violencia multifacética que complica aún más los esfuerzos de pacificación.

Esta dinámica de enfrentamientos entre grupos armados ilegales y la respuesta militar del gobierno ha sumido a Colombia en su crisis de violencia más grave de la última década. La situación pone de manifiesto los desafíos inherentes a la desmovilización de grupos armados y la reintegración de combatientes a la vida civil, procesos esenciales para lograr una paz sostenible.

Perspectivas y desafíos para la paz en Colombia

El panorama actual plantea interrogantes cruciales sobre el futuro de la paz en Colombia. El presidente Gustavo Petro, enfrentando el ocaso de su mandato, se encuentra ante la disyuntiva de buscar una salida negociada o intensificar la respuesta militar. La comandante Silvana del ELN sugiere que una contraofensiva gubernamental de “otra dimensión” podría estar en ciernes, anticipando un posible recrudecimiento del conflicto.

Los esfuerzos de Petro por desmovilizar a todos los grupos armados, incluido un contingente de aproximadamente 100 combatientes del 33º Frente de las FARC que operan en la región, se presentan como su última oportunidad para demostrar avances en su política de “paz total”. Sin embargo, la oposición del ELN a este proceso complica significativamente las perspectivas de éxito.

La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos en Colombia. La posibilidad de un retorno a la violencia generalizada no solo amenaza la estabilidad del país, sino que también podría tener repercusiones regionales, especialmente considerando la proximidad del conflicto a la frontera con Venezuela.

Un llamado a la acción y la reconciliación

Frente a este escenario desalentador, urge un renovado compromiso con el diálogo y la negociación por parte de todos los actores involucrados. La historia de Colombia ha demostrado que la vía militar rara vez conduce a soluciones duraderas, mientras que los procesos de paz, aunque complejos y prolongados, ofrecen la mejor esperanza para poner fin al ciclo de violencia.

Es imperativo que el gobierno colombiano, los grupos armados y la sociedad civil encuentren puntos de convergencia que permitan avanzar hacia una paz genuina y sostenible. Esto requerirá no solo voluntad política, sino también un enfoque integral que aborde las causas fundamentales del conflicto, como la desigualdad, la falta de oportunidades económicas y la ausencia del Estado en regiones marginadas.

El destino de Colombia pende de un hilo, y las decisiones tomadas en los próximos meses serán cruciales para determinar si el país logrará finalmente romper con su doloroso pasado de conflicto armado o si se verá arrastrado nuevamente a una espiral de violencia. La comunidad internacional debe mantenerse vigilante y ofrecer su apoyo para facilitar un camino hacia la paz, reconociendo que la estabilidad de Colombia es fundamental para la paz y la prosperidad de toda la región latinoamericana.

Juan Pérez
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