La decisión de Colombia de optar por los cazas Gripen suecos en lugar de los Rafale franceses ha causado un giro inesperado en la estrategia de modernización de la Fuerza Aérea colombiana. El presidente Gustavo Petro anunció oficialmente esta elección el 2 de abril de 2025, poniendo fin a años de especulaciones sobre el futuro de la flota aérea del país sudamericano.
Colombia elige el Gripen sueco para su defensa aérea
El gobierno colombiano ha finalizado su decisión tras un extenso proceso de evaluación de diferentes alternativas para reemplazar su obsoleta flota de cazas Kfir de origen israelí. El presidente Gustavo Petro confirmó a través de su cuenta en la plataforma X que la “flota de aviones que será adquirida es completamente nueva, de última generación, ya operativa en Brasil, y es de la marca Saab 39 Gripen”.
Esta resolución llega después de recibir una “carta de intención firmada por el gobierno del Reino de Suecia”, según explicó el mandatario. La adquisición de los Gripen representa un cambio significativo en la política de defensa colombiana, especialmente considerando que hasta hace poco tiempo el Rafale francés parecía ser el favorito para ganar este contrato estratégico.
El mercado de la defensa aérea colombiana ha sido objeto de intensa competencia internacional durante varios años. Los principales contendientes en esta disputa fueron:
- El Saab 39 Gripen de Suecia (ganador)
- El Dassault Rafale de Francia
- El F-16 de Estados Unidos
La decisión final a favor del Gripen sueco genera interrogantes sobre posibles cambios en la estrategia de defensa regional y las relaciones diplomáticas entre Colombia y sus aliados tradicionales.
Del Rafale al Gripen: un cambio de rumbo inesperado
A finales de 2022, el gobierno de Petro había manifestado su interés por adquirir 16 cazas Rafale, con un presupuesto estimado de aproximadamente 3.000 millones de dólares. Sin embargo, con el tiempo, este número se redujo drásticamente a “tres o cuatro” unidades, sin que se concretara ninguna orden firme.
La reducción en el número de aeronaves contempladas evidenciaba las dificultades presupuestarias que enfrentaba el proyecto. Diversos sectores criticaron duramente el elevado costo que representaría para un país con profundas desigualdades sociales como Colombia.
Curiosamente, el propio Petro, durante su época como senador, se había opuesto a inversiones militares de esta magnitud. No obstante, desde su llegada a la presidencia en 2022, ha modificado su postura. En su reciente anuncio, enfatizó que su administración compensará este gasto militar con inversiones sociales en los departamentos más pobres del país.
El gobierno no ha revelado detalles específicos sobre el número exacto de aviones Gripen que serán adquiridos ni el monto total del contrato, lo que ha generado expectativa en los círculos de defensa y políticos.
Modelo | País de origen | Estimación inicial | Estado final |
---|---|---|---|
Rafale | Francia | 16 unidades (3.000 M USD) | Rechazado |
Gripen | Suecia | No especificado | Seleccionado |
F-16 | Estados Unidos | No especificado | Rechazado |
Seguridad nacional y contexto regional
La adquisición de los cazas Gripen se produce en un momento crítico para la seguridad nacional colombiana. El país atraviesa su peor crisis de seguridad en una década, con un recrudecimiento de la violencia por el control territorial entre distintos grupos armados ilegales.
Los principales desafíos incluyen la actividad de disidentes de las antiguas FARC, los rebeldes del ELN y diversos cárteles vinculados al narcotráfico. Esta situación es particularmente preocupante considerando que Colombia mantiene su posición como el primer productor mundial de cocaína.
La elección del Gripen, un caza que ya está operativo en Brasil (país vecino), podría facilitar la cooperación regional en materia de defensa aérea. Los expertos en seguridad señalan que esta decisión tiene implicaciones estratégicas importantes para el equilibrio de poder en Sudamérica y las capacidades operativas de las fuerzas armadas colombianas.
Los factores que posiblemente influyeron en la decisión final incluyen:
- Costos operativos más bajos del Gripen en comparación con el Rafale
- Compatibilidad con sistemas ya utilizados en la región
- Condiciones favorables ofrecidas por el gobierno sueco
- Tecnología avanzada adaptada a las necesidades específicas colombianas
Esta decisión marca un hito importante en la modernización de las fuerzas armadas colombianas y refleja un enfoque pragmático que intenta equilibrar las necesidades de defensa nacional con las limitaciones presupuestarias del país.
La adquisición de los Gripen representa no solo una actualización técnica, sino también un posicionamiento geopolítico en un momento de transformación de las alianzas regionales e internacionales. El tiempo dirá si esta elección fortalecerá efectivamente la capacidad de Colombia para enfrentar sus desafíos de seguridad interna y externa.