La reciente cumbre amazónica celebrada en Bogotá ha culminado con resultados mixtos que reflejan las tensiones entre la protección ambiental y los intereses económicos nacionales. Los mandatarios de los países amazónicos lograron consensos significativos en materia indígena y seguridad, pero no pudieron avanzar en la prohibición de combustibles fósiles en la región más biodiversa del planeta.
El encuentro reunió a figuras clave como Gustavo Petro, Luiz Inácio Lula da Silva y Luis Arce, junto a la vicepresidenta ecuatoriana María José Pinto. La Declaración de Bogotá, documento final del evento, omite deliberadamente referencias específicas a la eliminación de hidrocarburos, limitándose a mencionar una transición energética justa y ordenada.
Participación indígena marca histórico avance institucional
El establecimiento de mecanismos de cogobierno indígena dentro de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica representa el logro más tangible de la cumbre. Esta iniciativa, gestada desde la reunión de Belém hace dos años, finalmente definió reglas operativas claras que garantizan representación efectiva de los pueblos originarios.
La nueva estructura contempla un delegado gubernamental y otro indígena por cada país miembro, creando un precedente institucional sin antecedentes en la región. Ginny Catherine Alba Medina, secretaria de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de la OPIAC, expresó expectativas sobre la pronta convocatoria de la primera sesión oficial.
Sin embargo, persisten vacíos importantes en la inclusión de otros sectores sociales. Las comunidades afrodescendientes continúan excluidas de estos espacios decisorios, según señaló Virgelina Chará, delegada de la Asociación para la Mujer y el Trabajo, quien destacó la marginación del pueblo raizal, negro y palenquero.
Esta medida representa un cambio paradigmático en la gestión amazónica, reconociendo oficialmente el conocimiento ancestral como elemento fundamental para la conservación. Los pueblos indígenas amazónicos, guardianes tradicionales de estos ecosistemas, obtienen así voz institucional en decisiones que afectan directamente sus territorios y modos de vida.
Fracaso diplomático en la eliminación de combustibles fósiles
La ausencia de compromisos vinculantes sobre hidrocarburos evidencia las profundas divisiones entre los países amazónicos. Pese a las demandas de organizaciones indígenas, científicos y sociedad civil, la declaración final evita prohibir explícitamente la extracción petrolera en la selva tropical.
La coalición Amazonía Libre de Combustibles Fósiles denunció la oposición explícita de Venezuela, Ecuador y Perú hacia una transición energética completa. Brasil, anfitrión de la próxima COP30, mantuvo una posición ambigua que contrasta con su autoproclamado liderazgo climático internacional.
| País | Posición sobre combustibles fósiles | Justificación oficial |
|---|---|---|
| Colombia | Favorable a la eliminación | Protección ecosistémica prioritaria |
| Brasil | Ambigua/Neutral | Transición energética gradual |
| Venezuela | Oposición explícita | Dependencia económica petrolera |
| Ecuador | Oposición explícita | Necesidades desarrollo nacional |
| Perú | Oposición explícita | Recursos para infraestructura |
Lula defendió abiertamente la explotación hidrocarburífera, argumentando que Brasil posee capacidad para utilizar recursos petroleros en su transición energética. Esta postura contradice las aspiraciones conservacionistas y refleja las tensiones entre desarrollo económico y protección ambiental que caracterizan el debate regional.
El fracaso en este aspecto fundamental subraya cómo los intereses nacionales prevalecen sobre compromisos ambientales globales, limitando severamente el alcance transformador de estas cumbres multilaterales.
Cooperación policial y seguridad regional fortalecidas
La inauguración del centro de cooperación policial internacional en Manaos constituye una respuesta concreta a la creciente inseguridad amazónica. Esta iniciativa busca coordinar esfuerzos contra las diecisiete organizaciones criminales que operan en la región, generando minería ilegal, contaminación y deforestación acelerada.
Los avances en seguridad incluyen el fortalecimiento de marcos normativos bajo la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (UNTOC) y colaboración con la Comunidad Andina. La comisión de seguridad creada en Belém finalmente se instaló este año con un plan de trabajo aprobado.
La trazabilidad del oro emerge como herramienta crucial contra la minería ilegal, propuesta inicialmente en la COP16 de Cali. Melina Risso, directora de investigación del Instituto Igarapé, considera estos desarrollos como avances lentos pero significativos para combatir el crimen organizado transnacional.
Estas medidas reconocen que la protección ambiental requiere marcos de seguridad robustos, integrando perspectivas de conservación con estrategias antidelictivas. La cooperación policial internacional se vuelve indispensable para enfrentar redes criminales que no respetan fronteras nacionales.
Financiamiento climático y perspectivas futuras
El compromiso con el Fondo para Bosques Tropicales (TFFF) representa una innovación en financiamiento climático que Brasil lanzará durante la COP30. Este mecanismo propone compensaciones económicas por cada hectárea de bosque preservada, diferenciándose de los tradicionales créditos de carbono.
La próxima reunión amazónica se celebrará en Ecuador en 2027, manteniendo la periodicidad bianual establecida. Los mandatarios reiteraron que la Amazonía vive una emergencia que requiere respuestas coordinadas y financiamiento internacional adecuado.
Lula desafió a los países con mayores ingresos económicos a asumir su responsabilidad histórica : “Los ricos tienen que pagar su deuda por la industrialización”. Esta demanda refleja el creciente reclamo de justicia climática desde el Sur Global hacia las naciones industrializadas.
Colombia busca diversificar su economía a través de iniciativas sostenibles, como demuestra su apuesta por el ecoturismo como alternativa verde al petróleo, evidenciando caminos alternativos para el desarrollo amazónico.
Los resultados de Bogotá ilustran las complejidades de la diplomacia ambiental multilateral, donde los consensos parciales coexisten con desacuerdos fundamentales sobre modelos de desarrollo regional.
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