Este barrio de Bogotá hace pensar en San Telmo en Buenos Aires… pero con más colores

Este barrio de Bogotá hace pensar en San Telmo en Buenos Aires… pero con más colores

En el corazón de Bogotá, un barrio destaca por su encanto colonial y su vibrante atmósfera cultural que recuerda inevitablemente a San Telmo en Buenos Aires. Sin embargo, La Candelaria ofrece una explosión de colores que la diferencia de su prima argentina. Este barrio histórico, con sus calles empedradas y arquitectura colonial, transporta a los visitantes a otra época mientras conserva un espíritu contemporáneo gracias a su efervescente escena artística.

El alma colonial de La Candelaria

Fundado en 1538, el barrio de La Candelaria representa el origen histórico de Bogotá. Sus callejuelas estrechas y empedradas se asemejan a las que encontramos en San Telmo, pero aquí cada esquina revela casas coloniales con fachadas pintadas en tonos vibrantes que van desde el azul intenso hasta el amarillo ocre. La arquitectura española se fusiona con elementos indígenas creando un paisaje urbano único.

Los balcones de madera tallada adornan las fachadas, mientras que los patios interiores esconden jardines secretos. A diferencia de San Telmo, donde predominan los tonos ocres y terrosos, La Candelaria sorprende con su paleta multicolor que refleja la personalidad alegre y diversa de Colombia.

Caminando por estas calles, es imposible no detenerse ante la Plaza del Chorro de Quevedo, considerada la cuna de Bogotá. Este pequeño espacio triangular, con su fuente central y sus cafés bohemios, evoca la intimidad de las plazas porteñas pero con un toque más tropical y desenfadado.

Característica La Candelaria (Bogotá) San Telmo (Buenos Aires)
Arquitectura predominante Colonial española con influencias indígenas Colonial española con influencias italianas
Paleta de colores Vibrante y multicolor Ocres, terrosos y pasteles
Ambiente cultural Arte callejero, museos y cafés literarios Anticuarios, tango y galerías de arte

Un epicentro cultural entre tradición y vanguardia

Si San Telmo se distingue por sus anticuarios y milongas, La Candelaria destaca por su concentración de museos y expresiones artísticas callejeras. En pocas cuadras podemos encontrar el Museo del Oro, el Museo Botero y la Casa de la Moneda, instituciones que albergan tesoros culturales invaluables.

Lo que realmente diferencia a este barrio bogotano es su vibrante escena de arte urbano. A diferencia del enfoque más conservador de San Telmo, las paredes de La Candelaria sirven como lienzos para artistas locales e internacionales, creando una galería al aire libre que narra historias de resistencia, identidad y memoria colectiva.

Los cafés literarios y las librerías independientes completan esta atmósfera cultural. Lugares como el Café de la Candelaria o la Librería Lerner se han convertido en puntos de encuentro para intelectuales y artistas, similar a lo que ocurre en el mítico Café Dorrego de San Telmo, pero con un ambiente más juvenil y experimental.

Entre los atractivos culturales más destacados encontramos :

  • El Teatro Colón, joya arquitectónica del siglo XIX
  • La Biblioteca Luis Ángel Arango, uno de los centros culturales más importantes de Colombia
  • La Catedral Primada, imponente ejemplo de arquitectura religiosa colonial
  • El Centro Cultural Gabriel García Márquez, moderno espacio dedicado a la literatura
  • La Quinta de Bolívar, antigua residencia del Libertador

Vida cotidiana entre lo bohemio y lo tradicional

La vida en La Candelaria transcurre entre lo bohemio y lo tradicional. Por las mañanas, los locales se mezclan con estudiantes universitarios y turistas en mercados tradicionales donde se pueden degustar frutas exóticas y platos típicos como el ajiaco o las empanadas colombianas.

Al caer la tarde, los bares y restaurantes se llenan de vida. Mientras San Telmo ofrece tango y candombe, La Candelaria vibra con ritmos colombianos como la cumbia y el vallenato, aunque también hay espacio para expresiones contemporáneas como el hip-hop y la música experimental.

La influencia estudiantil, gracias a la presencia de varias universidades en la zona, aporta un aire juvenil y creativo que contrasta con la solemnidad de los edificios históricos. Esta mezcla generacional enriquece la experiencia de visitar el barrio y lo mantiene en constante evolución, preservando su esencia histórica mientras abraza nuevas tendencias culturales.

Luis Rodríguez
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