La construcción de una nueva ciclorruta en un exclusivo sector de Bogotá ha desatado una acalorada polémica entre los residentes locales y las autoridades encargadas del proyecto. Los habitantes de los barrios aledaños a la avenida El Rincón con calle 127A, en la localidad de Suba, expresan su preocupación por los posibles riesgos que esta infraestructura podría generar debido a su pronunciada pendiente y la velocidad que podrían alcanzar los ciclistas.
Controversia por la pendiente y seguridad de la ciclorruta
La ciclorruta en cuestión, que conectará la avenida Boyacá con la carrera 91 hasta la calle 128B, ha generado inquietud entre los residentes de conjuntos como Balcones de Lindaraja, San Jorge, El Mirador del Parque y Monte Rojo. Estos vecinos argumentan que la inclinación de la vía para bicicletas supera los límites permitidos, lo que podría resultar en velocidades peligrosas para los ciclistas y poner en riesgo la seguridad de peatones y conductores.
Viviana Laverde, residente de Balcones de Lindaraja, expresa su preocupación: “Nos dijeron una cosa en 2017 y luego nos salieron con otra. Ahora, para salir de nuestras casas tenemos que competir con los 1.200 ciclistas que por hora bajan a toda velocidad”. Esta declaración refleja el sentir de muchos habitantes del sector, quienes temen por su seguridad al salir de sus residencias.
El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), por su parte, sostiene que la pendiente de la ciclorruta se encuentra dentro de los parámetros establecidos, con una inclinación que oscila entre el 6% y el 10%. La entidad afirma que el diseño cumple con la Guía de cicloinfraestructura para ciudades colombianas, establecida por el Ministerio de Transporte en 2016.
Impacto en la movilidad y seguridad vial
La implementación de esta ciclorruta no solo ha generado preocupaciones sobre la seguridad, sino también sobre cómo afectará la movilidad en el sector. Los residentes de los conjuntos residenciales, que agrupan alrededor de 700 familias, temen que la salida de sus vehículos se convierta en un desafío constante debido al flujo de ciclistas.
Denise Ángel, líder comunitaria, expresa su inquietud: “Imagínese sacar el carro con una ciclorruta en bajada justo en la salida de la urbanización. Es un accidente asegurado”. Esta preocupación se extiende a la interacción entre ciclistas, peatones y vehículos en un área que antes no estaba diseñada para tal confluencia de tráfico.
El proyecto de la ciclorruta contempla las siguientes características:
- Extensión de 2,1 km
- Ancho de 4 metros
- Ubicación en el costado norte de la avenida El Rincón (calle 127A)
- Trayecto desde la avenida Boyacá hasta la carrera 78A
A pesar de las explicaciones ofrecidas por el IDU, la comunidad insiste en que el trazado actual difiere del proyecto original presentado en 2017, el cual supuestamente incluía accesos más seguros a los barrios y un puente peatonal que finalmente no se contempló.
Adaptaciones y justificaciones del proyecto
El IDU ha explicado que los cambios en el trazado de la ciclorruta se realizaron para evitar interferencias con importantes infraestructuras subterráneas de la ciudad. Específicamente, se buscó no afectar tres tuberías principales del acueducto: la conducción Wiesner Suba, la línea Tibitoc-Cantarrana y la línea de Refuerzo de la Zona Baja.
Además, la entidad argumenta que la ubicación actual de la ciclorruta en el costado norte del sector minimizará el entrecruzamiento con zonas peatonales y vehiculares, contrario a lo que plantean los residentes. Esta justificación, sin embargo, no ha logrado disipar las preocupaciones de la comunidad.
Aspecto | Perspectiva de la comunidad | Posición del IDU |
---|---|---|
Pendiente de la ciclorruta | Supera lo permitido (11 grados) | Entre 6% y 10% (dentro de lo permitido) |
Seguridad | Alto riesgo de accidentes | Diseño cumple con normativas de seguridad |
Trazado | Difiere del proyecto original | Ajustado para evitar interferencias con infraestructura existente |
Avance de las obras y perspectivas futuras
La construcción de la ciclorruta, que comenzó en 2019, forma parte de un proyecto más amplio que incluye la construcción de tres puentes vehiculares en la zona. El costo total de la obra ha superado las expectativas iniciales, pasando de un presupuesto original de 150.000 millones de pesos a más de 300.000 millones en la actualidad.
A pesar de las controversias, el proyecto sigue avanzando, con una fecha prevista de entrega para mayo de 2025. Sin embargo, los residentes continúan expresando su descontento y buscando soluciones que garanticen su seguridad sin comprometer el desarrollo de la infraestructura ciclista en la ciudad.
Es importante mencionar que la implementación de ciclorrutas forma parte de una estrategia más amplia para mejorar la movilidad en Bogotá. Los cortes de agua programados en Bogotá y Soacha son otro ejemplo de cómo las obras de infraestructura pueden afectar temporalmente a los residentes, pero con el objetivo de mejorar los servicios a largo plazo.
La polémica generada por esta ciclorruta refleja un desafío común en el desarrollo urbano: equilibrar las necesidades de movilidad sostenible con la seguridad y comodidad de los residentes locales. Mientras las autoridades y los vecinos continúan buscando un punto de encuentro, este caso sirve como un importante recordatorio de la necesidad de una planificación urbana inclusiva y participativa que considere las preocupaciones de todos los actores involucrados.