Crisis diplomática : EE.UU. y Colombia llaman a consultas a sus representantes

Crisis diplomática : EE.UU. y Colombia llaman a consultas a sus representantes

La relación entre Estados Unidos y Colombia atraviesa uno de sus momentos más críticos en décadas. El reciente llamado a consultas de los representantes diplomáticos de ambos países marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales históricamente sólidas. Este episodio, ocurrido el 4 de julio de 2025, evidencia el deterioro progresivo de los vínculos entre Washington y Bogotá desde la llegada al poder del presidente Gustavo Petro.

Escalada de tensiones diplomáticas entre potencias aliadas

El Departamento de Estado norteamericano dio el primer paso al llamar a “consultas urgentes” a John McNamara, encargado de negocios estadounidense en Bogotá. La portavoz Tammy Bruce emitió un comunicado denunciando “repudiables e infundadas declaraciones de los más altos cargos del gobierno colombiano”, sin especificar a cuáles se refería. La respuesta del gobierno colombiano no se hizo esperar: el presidente Petro convocó inmediatamente a su embajador en Washington, Daniel García-Peña.

Las fricciones diplomáticas entre ambas naciones se han intensificado por múltiples factores. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca coincidió con un giro en la política exterior colombiana bajo el mandato del primer presidente de izquierda en la historia del país sudamericano. Las diferencias ideológicas han generado choques en temas como:

  • Políticas migratorias y deportaciones masivas
  • Imposición de aranceles comerciales
  • Estrategias de lucha contra el narcotráfico
  • Acercamiento de Colombia a China y su ingreso a las Nuevas Rutas de la Seda
  • Negativa de Bogotá a extraditar guerrilleros solicitados por EE.UU.

El distanciamiento entre ambos gobiernos se agravó tras la visita de la secretaria de Seguridad de EE.UU. a Bogotá, que lejos de acercar posiciones, evidenció las profundas diferencias entre las administraciones Trump y Petro. Expertos en relaciones internacionales consideran que este episodio podría afectar la cooperación en seguridad regional y la lucha contra el crimen organizado transnacional.

La portavoz estadounidense advirtió que Washington tomará medidas adicionales para expresar su “profunda preocupación por el estado actual de la relación bilateral”, aunque enfatizó que Colombia sigue siendo “un socio estratégico esencial” a pesar de las diferencias con el gobierno de Petro.

Presunto complot y acusaciones cruzadas

Un factor determinante en la actual crisis fue la reciente publicación por el diario español El País de unos audios comprometedores que sugieren una trama golpista contra el presidente Petro. Según las grabaciones, el excanciller Álvaro Leyva estaría involucrado en una conspiración con sectores de extrema derecha tanto colombianos como estadounidenses.

“No es más que una conspiración con el narcotráfico y con la extrema derecha aparentemente colombiana y norteamericana”, declaró Petro tras conocerse los audios. El mandatario ya había denunciado en junio un supuesto intento golpista, mencionando inicialmente conversaciones con el secretario de Estado Marco Rubio, aunque posteriormente matizó que este “no estuvo metido realmente”.

La fiscalía colombiana investiga el caso, que ha exacerbado la retórica antiestadounidense del gobierno de Petro. Las acusaciones de injerencia extranjera han encontrado eco en sectores afines al gobierno, mientras que la oposición critica lo que considera una estrategia para desviar la atención de problemas internos.

Año Evento crítico en relaciones EE.UU.-Colombia Impacto
2022 Elección de Gustavo Petro Primer gobierno de izquierda, replanteamiento de alianza
2024 Regreso de Trump a la presidencia Endurecimiento de políticas migratorias y comerciales
2025 Denuncia de complot y llamado a consultas Crisis diplomática abierta

Las tensiones entre Washington y Bogotá podrían tener serias implicaciones para Colombia, que históricamente ha dependido de la ayuda militar y económica estadounidense. El llamado a consultas diplomáticas representa un mecanismo de presión que suele preceder a medidas más severas si no se logra reconducir la situación.

Crisis interna agrava la situación exterior

En medio de este tenso panorama internacional, la renuncia de la canciller colombiana Laura Sarabia complica aún más la posibilidad de un acercamiento diplomático. Si bien su dimisión no está directamente relacionada con la crisis con Estados Unidos, la vacante en el Ministerio de Relaciones Exteriores dificulta la gestión de esta delicada situación.

Sarabia, la canciller más joven en la historia moderna de Colombia con apenas 31 años, presentó su renuncia alegando “diferencias” con el presidente Petro. En su carta, aseguró no compartir “decisiones” tomadas “en los últimos días” que le impedían “acompañar” el proyecto de izquierda. El desacuerdo más visible se centró en la extensión del contrato a la empresa que fabrica los pasaportes colombianos.

Esta dimisión se suma a la inestabilidad del gabinete de Petro, por el que han pasado más de 50 ministros en tres años de gobierno. Laura Sarabia había sido una figura clave en la campaña presidencial de 2022, descrita por el propio Petro como una “hormiguita organizadora” vital por “su orden y disciplina”.

Su salida ocurre en un momento crítico, cuando Colombia busca que Washington renueve su certificación como aliado en la lucha antidrogas, decisión que se conocerá en los próximos meses. La posible pérdida de esta certificación tendría graves consecuencias económicas y diplomáticas para Colombia, precisamente cuando el país registra récords históricos de producción de cocaína.

Futuro incierto para la alianza histórica

El distanciamiento entre Washington y Bogotá representa un cambio significativo en el equilibrio geopolítico regional. Colombia ha sido durante décadas el principal aliado estadounidense en Sudamérica, pero la administración Petro ha buscado diversificar sus relaciones internacionales, acercándose a potencias como China y Rusia.

A poco más de un año de concluir su mandato, Petro mantiene firme su crítica al enfoque tradicional de la lucha antidrogas, considerándolo un “fracaso”. Su propuesta alternativa apuesta por atacar el consumo en las grandes potencias y negociar la paz con los grupos armados, estrategia que choca frontalmente con la visión de Washington.

Los próximos meses serán determinantes para el futuro de las relaciones bilaterales. El presidente colombiano ha solicitado a su embajador información sobre la “agenda bilateral” relacionada con temas medioambientales, narcotráfico, migración y soluciones “dialogadas” a los conflictos de Venezuela, Cuba y Haití, lo que sugiere la búsqueda de espacios de entendimiento limitados.

Sin embargo, con la polarización política interna en ambos países y la cercanía de nuevos procesos electorales, la normalización de las relaciones diplomáticas entre Washington y Bogotá parece un objetivo cada vez más lejano, poniendo en riesgo décadas de cooperación estratégica.

Juan Pérez
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