La visita de Kristi Noem a la capital colombiana marca un significativo punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Colombia. Este encuentro, ocurrido el 28 de marzo de 2025, representa un esfuerzo por reducir las tensiones que emergieron durante los primeros meses del segundo mandato de Donald Trump, estableciendo nuevas bases para la cooperación bilateral enfocada en seguridad, migración y lucha contra el narcotráfico.
Un cambio de tono en las relaciones Trump-Petro
La secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem, arribó a Bogotá como parte de su gira por América Latina, evidenciando un cambio notable en la retórica entre las administraciones Trump y Petro. Su visita representa el primer contacto diplomático de alto nivel desde que Trump regresó a la Casa Blanca y desde la crisis diplomática desatada dos meses atrás por los vuelos de deportación.
“Vamos a ayudar al pueblo colombiano a detectar e impedir que delincuentes y terroristas intenten cruzar sus fronteras”, afirmĂł Noem durante sus declaraciones en el Palacio de San Carlos. El encuentro resultĂł en un memorando de entendimiento para compartir informaciĂłn migratoria, especĂficamente datos biomĂ©tricos, lo que segĂşn la funcionaria estadounidense “ya ha producido más de 1.700 deportaciones y 1.000 arrestos”.
Durante su estadĂa, Noem mantuvo reuniones con la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, a quien sorprendentemente calificĂł como su “amiga” y una “lĂder fuerte”, y posteriormente con el presidente Gustavo Petro. Este acercamiento sugiere una voluntad de cooperaciĂłn para evitar el fin de la ayuda estadounidense que podrĂa desatar un tsunami de drogas y migrantes si las relaciones se deterioraran nuevamente.
Funcionarios presentes en el encuentro | Cargo |
---|---|
Kristi Noem | Secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU. |
Laura Sarabia | Ministra de Relaciones Exteriores de Colombia |
Pedro Sánchez | Ministro de Defensa de Colombia |
Daniel GarcĂa-Peña | Embajador de Colombia en Washington |
Superando la crisis diplomática de enero
La atmósfera de cooperación que caracterizó la visita contrasta notablemente con la tensión experimentada el 26 de enero, cuando las relaciones entre Bogotá y Washington atravesaron una breve pero intensa crisis. El detonante fue la decisión de Petro de rechazar dos aviones militares con colombianos deportados, anunciada sorpresivamente a través de su cuenta en la red social X.
La respuesta de Trump no se hizo esperar: amenazas de imponer aranceles y sanciones que pusieron en jaque a la economĂa colombiana. Esta situaciĂłn obligĂł a las autoridades colombianas a ceder rápidamente ante las exigencias estadounidenses, evidenciando el poder de presiĂłn que Washington mantiene sobre Bogotá a pesar de las diferencias ideolĂłgicas entre ambos mandatarios.
Desde entonces, se ha establecido un nuevo arreglo: los colombianos expulsados ya no viajan con cadenas ni grilletes —práctica que Petro consideraba inhumana— pero los costos de los vuelos son ahora asumidos por Colombia. Este compromiso ha permitido que aproximadamente 1.500 colombianos hayan retornado al paĂs en estos dos meses, cifra que representa:
- Casi la mitad de los 3.788 nacionales expulsados durante el primer gobierno de Trump
- Apenas un 5% de los casi 30.000 colombianos deportados durante la administraciĂłn Biden
- Un nuevo enfoque en la polĂtica migratoria bilateral
- El inicio de un proceso de normalización diplomática
DesafĂos pendientes en la agenda bilateral
A pesar del tono conciliador de la visita de Noem, persisten importantes temas que podrĂan generar nuevas fricciones entre Trump y Petro. La lucha contra el narcotráfico y el control migratorio siguen siendo prioridades para Washington, mientras que Colombia enfrenta niveles rĂ©cord de cultivos de coca y un constante flujo de migrantes a travĂ©s de la peligrosa selva del DariĂ©n hacia Estados Unidos.
Un escenario particularmente preocupante para la diplomacia colombiana es la posible decertificaciĂłn en la lucha antinarcĂłticos el prĂłximo septiembre. Este serĂa un golpe diplomático considerable que no ha ocurrido desde el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), cuando las relaciones bilaterales tocaron fondo debido al escándalo del proceso 8.000 y la financiaciĂłn del narcotráfico a la campaña presidencial.
La firma del mecanismo para fortalecer el intercambio de información migratoria representa un avance significativo, pero queda por ver cómo se implementará en la práctica y qué implicaciones tendrá para los derechos de los migrantes. El enfoque securitista de la administración Trump choca con la visión más humanitaria que ha defendido Petro en diversos foros internacionales.
El futuro de la cooperaciĂłn bilateral
La visita de Noem a Bogotá, que continúa con una escala en México para reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum, parece indicar que la administración Trump ha optado por una estrategia de diálogo pragmático con gobiernos ideológicamente distantes en la región.
Los recortes a la agencia de cooperaciĂłn USAID, que han afectado significativamente a Colombia, se mantienen como una espada de Damocles sobre las relaciones bilaterales. Sin embargo, la reuniĂłn entre Noem y las autoridades colombianas sugiere que ambos paĂses están dispuestos a mantener abiertas las vĂas de comunicaciĂłn a pesar de las diferencias.
La histĂłrica alianza entre Colombia y Estados Unidos, que ha sobrevivido a mĂşltiples crisis y cambios de gobierno en ambos paĂses, parece estar entrando en una nueva fase caracterizada por un pragmatismo cauteloso. Los prĂłximos meses serán cruciales para determinar si este acercamiento representa un verdadero deshielo en las relaciones o simplemente una tregua temporal en medio de intereses geopolĂticos más amplios.
- Intercambio de información biométrica para control migratorio
- Cooperación en lucha contra el narcotráfico
- Negociación sobre los términos de deportación de nacionales colombianos
- RevisiĂłn de los programas de cooperaciĂłn econĂłmica y seguridad
- Diálogo sobre derechos humanos y trato a migrantes
Si bien los nubarrones sobre las relaciones bilaterales no se han disipado por completo, la visita de Noem a Bogotá representa un importante esfuerzo por canalizar las diferencias a travĂ©s del diálogo diplomático. Los desafĂos son significativos, pero la voluntad polĂtica mostrada por ambas partes sugiere que la pragmática necesidad de cooperaciĂłn podrĂa prevalecer sobre las diferencias ideolĂłgicas entre Trump y Petro.
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