En el corazón del conflicto colombiano, una pareja ha encontrado en los libros el arma más poderosa para combatir la violencia. Álvaro González y Patricia Uribe recorren con valentía los polvorientos caminos de Arauca, llevando literatura y esperanza a jóvenes atrapados en una región marcada por grupos armados. Su historia es un testimonio de que incluso en los territorios más peligrosos, la cultura puede florecer como semilla de paz.
La biblioteca rodante que desafía la violencia en Arauca
Un vehículo negro atraviesa regularmente los senderos rurales del departamento de Arauca, una región colombiana situada en la frontera con Venezuela y controlada por diversos grupos armados. Al volante va Álvaro González, un mediador social de 65 años, acompañado por su esposa Patricia Uribe, psicóloga de 61 años. Juntos han creado “Fortulee”, una iniciativa que lleva libros a comunidades afectadas por el conflicto armado.
Durante más de quince años, esta pareja ha recorrido aproximadamente 200 pueblos de la región, utilizando los libros como salvoconducto para atravesar territorios peligrosos. Arauca es considerado el principal bastión del ELN (Ejército de Liberación Nacional), el último grupo guerrillero activo en Colombia. La reciente ruptura de negociaciones de paz con el gobierno ha intensificado las tensiones en la zona, exacerbadas por la presencia de disidentes de las FARC.
La situación de seguridad en la región es crítica. Recientemente, un soldado fue liberado tras cinco días de secuestro por el ELN. Los alcaldes colombianos han denunciado la falta de protección estatal y la creciente inseguridad en ciudades y pueblos durante su Congreso Nacional, donde interpelaron al presidente Gustavo Petro sobre la situación.
El conflicto entre guerrillas en el Catatumbo, otra región del noreste colombiano, ha provocado 117 muertes y casi 65.000 desplazados desde principios de año, evidenciando la compleja realidad de violencia que enfrenta Colombia en diversas regiones del país.
Región | Grupos armados | Situación actual |
---|---|---|
Arauca | ELN, disidentes FARC | Principal zona de operación de Fortulee |
Catatumbo | Diversos grupos guerrilleros | 117 muertes y 65.000 desplazados en 2025 |
El nacimiento de una vocación literaria tras las rejas
La historia de Fortulee tiene raíces profundas en la experiencia personal de Álvaro. Conocedor de Arauca desde su juventud cuando trabajaba para una empresa alemana vinculada a la explotación petrolera, Álvaro posteriormente se dedicó a defender los derechos de los agricultores. Como señala con amargura, el petróleo, lejos de traer prosperidad, generó principalmente violencia en la región, donde la guerrilla del ELN se ha arraigado en la dinámica social, política y económica.
En marzo de 2003, la vida de Álvaro cambió dramáticamente cuando agentes estatales intentaron reclutarlo como informante. Su negativa lo llevó a la cárcel, donde descubrió el poder transformador de la literatura. Obras como “Los Miserables” de Victor Hugo le revelaron el potencial liberador de los libros, una experiencia que decidió compartir una vez recuperada su libertad.
Esta epifanía dio nacimiento a “Fortulee” (que podría traducirse como “Leer en Fortul”), nombre que lleva orgullosamente en el parabrisas de su vehículo cuando recorre los poblados de Arauca. El proyecto opera desde Fortul, municipio donde residen Álvaro y Patricia, convertido en epicentro de su misión cultural.
Las motivaciones de la pareja para emprender esta arriesgada labor incluyen:
- Ofrecer alternativas de vida a través de la lectura
- Crear espacios seguros para el desarrollo intelectual
- Romper ciclos de violencia mediante la educación
- Empoderar a los jóvenes para imaginar futuros diferentes
- Fomentar el pensamiento crítico en zonas de conflicto
Transformando vidas página a página
Cuando el vehículo de Fortulee llega a un pueblo, niños y jóvenes se apresuran a su encuentro, ansiosos por descubrir qué libros trae la pareja. Para muchos, como María, una niña de 9 años que se levanta a las 3 de la madrugada para ordeñar vacas antes de ir a la escuela, estos momentos representan una valiosa oportunidad de evasión y aprendizaje.
Entre los jóvenes que participan en las actividades de Fortulee se encuentran familiares de personas vinculadas al conflicto armado. Como explica Patricia: “Queremos formar primero excelentes seres humanos, luego grandes lectores. No adoctrinamos a nadie; simplemente ayudamos a abrir mentes. No se trata de leer por leer. A través de los libros, los niños descubren que no están condenados a repetir las dolorosas historias que los rodean“.
El impacto de esta iniciativa se evidencia en casos como el de Danna Tamarón. Participante en los debates literarios semanales organizados en Fortul, donde asisten alrededor de cien jóvenes, Danna desarrolló una conciencia feminista inspirada por “El Principito” y las obras de Isabel Allende. Hoy, a sus 18 años, planea estudiar psicología en Bogotá para luego regresar y empoderar a las mujeres de su región frente a la cultura patriarcal dominante.
- Los encuentros literarios se realizan todos los sábados
- Participan aproximadamente 100 jóvenes por sesión
- Se analizan obras clásicas y contemporáneas
- Los debates fomentan el pensamiento crítico
- Muchos participantes desarrollan proyectos personales inspirados en las lecturas
Sembrando paz en tierra de conflicto
El trabajo de Álvaro y Patricia ilustra cómo iniciativas culturales pueden crear espacios de resistencia pacífica en medio del conflicto. En un departamento donde la ausencia estatal ha dejado un vacío ocupado por grupos armados, Fortulee representa un faro de esperanza para muchos jóvenes que de otra manera tendrían pocas alternativas al reclutamiento o la violencia.
La metodología de la pareja se basa en el respeto y la neutralidad. No toman partido en el conflicto, lo que les ha permitido mantener su labor a pesar de las tensiones. Su enfoque centrado en la formación humana trasciende la simple promoción lectora para convertirse en un verdadero proyecto de transformación social.
El caso de Fortulee demuestra que incluso en las circunstancias más adversas, la cultura puede ser un poderoso instrumento de cambio social. Mientras diversos actores armados compiten por el control territorial en Arauca, Álvaro y Patricia conquistan mentes y corazones con armas mucho más poderosas: libros, palabras e ideas.
Este modelo de bibliotecarios ambulantes ofrece importantes lecciones sobre la construcción de paz desde las bases comunitarias. En un país que busca cicatrizar las heridas de décadas de conflicto, experiencias como la de Fortulee ilustran caminos alternativos para romper ciclos de violencia y construir futuros diferentes para las nuevas generaciones que crecen en zonas de guerra.