En el corazón de Bogotá, una iniciativa pionera está cambiando el paradigma sobre cómo abordar el consumo problemático de drogas en Latinoamérica. La sala de consumo vigilado conocida como “Cambie” representa una revolución en las polÃticas de reducción de daños, siendo la única de su tipo en Sudamérica. Esta innovadora propuesta busca no solo prevenir sobredosis sino también proporcionar un espacio seguro para quienes consumen sustancias como heroÃna y cocaÃna.
Primera sala de consumo vigilado en Sudamérica: un enfoque revolucionario
La organización sin fines de lucro Acción Técnica Social inauguró en junio de 2023 la sala “Cambie” en Bogotá, marcando un hito histórico como la primera sala de consumo supervisado en América del Sur. Este espacio, de aproximadamente 20 metros de longitud y equipado con tres cabinas, ha registrado ya 87 usuarios, de los cuales un significativo 26% son migrantes venezolanos.
Christian Camilo Amaya, uno de los usuarios regulares, lleva en su brazo izquierdo un tatuaje que representa una calavera atravesada por una jeringa, simbolizando su relación con el consumo de cocaÃna y heroÃna. Para él, esta sala representa mucho más que un lugar para consumir: “Aquà aprendo sobre inyecciones higiénicas y prevención de sobredosis”, explica mientras deposita sus jeringas usadas en un contenedor rojo para desechos biológicos.
Lo más destacable de esta iniciativa es su impacto directo en la prevención de fatalidades. Desde su apertura, catorce personas han recibido inyecciones de naloxona, medicamento que revierte los efectos de las sobredosis, potencialmente salvando sus vidas. Esta realidad se conecta con otros avances en materia de derechos humanos en Colombia, como las iniciativas contra la transfobia que forman parte de un movimiento más amplio por el respeto a la dignidad humana.
El proyecto nació en 2022 cuando los organizadores comenzaron a contactar directamente con usuarios para identificar sus necesidades reales, recibiendo asesoramiento técnico de otros paÃses, particularmente de México. Esta metodologÃa participativa ha permitido crear un espacio que responde efectivamente a los requerimientos de una población altamente vulnerable.
Servicios integrales para la reducción de daños
Los servicios que ofrece la sala “Cambie” van mucho más allá del simple espacio para el consumo supervisado. Entre los servicios fundamentales se encuentran:
- Suministro de jeringas limpias y material estéril
- Capacitación sobre técnicas de inyección segura
- Intervención inmediata en caso de sobredosis
- Asesoramiento y apoyo psicosocial
- Acceso a alimentación básica
La diversidad de sustancias consumidas en este espacio refleja la realidad del consumo problemático en Colombia. Según datos recopilados por el personal, el 91% de los usuarios consume heroÃna, mientras que el 7% se inyecta cocaÃna y menos del 2% opta por la mezcla conocida como “speedball” (combinación de heroÃna y cocaÃna).
David Moreno, trabajador de “Cambie”, comparte una de las realidades más complejas de su labor: “La parte más difÃcil de revertir una sobredosis no es inyectar la naloxona, sino evitar que ocurra otra sobredosis”. Relata experiencias con usuarios que, al recuperarse de una sobredosis, pueden volverse violentos o autolesionarse, situaciones que requieren no solo conocimientos técnicos sino también habilidades de manejo emocional y contención.
Sustancia consumida | Porcentaje de usuarios | Principal riesgo asociado |
---|---|---|
HeroÃna | 91% | Depresión respiratoria |
CocaÃna inyectada | 7% | Complicaciones cardiovasculares |
Speedball (heroÃna+cocaÃna) | 2% | Interacción letal entre sustancias |
Este modelo de atención integral representa un cambio de paradigma en las polÃticas sobre drogas en Latinoamérica, tradicionalmente enfocadas en la criminalización y el enfoque punitivo.
Impacto social y beneficios para la comunidad
Sam Rivera, director general de OnPoint, organización sin fines de lucro de Nueva York que gestiona centros de inyección supervisada, visitó las instalaciones de “Cambie” y la describió como “una versión miniatura” de lo que hacen en Estados Unidos. Para Rivera, estas iniciativas no solo benefician a los usuarios directos sino también a la seguridad pública y la salud comunitaria.
“Siempre aconsejo a las personas que acudan a un centro de prevención de sobredosis. Cuando se oye hablar de ellos, puede parecer peligroso o incluso malo, porque da la impresión de que se está animando a la gente a consumir”, explica Rivera. “Pero estas son personas que van a consumir de todos modos. AsÃ, en lugar de consumir fuera, en peligro, dejando estos suministros en la calle, todo ocurre dentro, todo permanece dentro”.
La inauguración de la sala de consumo supervisado coincidió con la celebración en Bogotá de la conferencia internacional sobre reducción de daños, que por primera vez en tres décadas se realizó en América Latina. Este hito refleja el posicionamiento del gobierno del presidente Gustavo Petro, que aboga por una revisión del sistema internacional de control de drogas de las Naciones Unidas.
Los datos oficiales sobre el consumo de heroÃna en Colombia son escasos, lo que hace que iniciativas como “Cambie” sean aún más valiosas al proporcionar información de primera mano sobre patrones de consumo y necesidades de intervención. Este conocimiento resulta fundamental para diseñar polÃticas públicas basadas en evidencia y no en prejuicios o estigmas.
El enfoque de reducción de daños representa un camino prometedor para abordar la problemática del consumo de drogas en Colombia y potencialmente en toda Sudamérica, priorizando la salud pública y los derechos humanos por encima de la criminalización, y reconociendo que las adicciones son primordialmente un problema de salud que requiere atención integral y humanizada.
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